La falcata es el arma más característica de la cultura ibérica. Este ejemplar encontrado en Vilajoiosa tiene un hoja de 44 cm y está formado por tres láminas de metal forjado, unidas entre sí a “la calda”, es decir, en caliente martillando las tres hojas sobre un yunque al rojo de la fragua.
Las características que la diferencian de otras espadas contemporáneas utilizadas por otras culturas son la anchura de su hoja, el doble filo (principal y dorsal), el perfil en “S” de su hoja y la empuñadura en forma de caballo o de ave.La hoja central, más gruesa que las laterales, se prolonga hasta la empuñadura, de esta manera, la falcata es un arma fabricada como una única pieza de hierro, haciéndola así mucho más fuerte. El filo principal en “S” hace que el golpe tajante sea más fuerte y el filo dorsal permite utilizar la falcata como arma punzante además de cortante.
Las acanaladuras que aparecen en la hoja son para aligerar su peso sin disminuir la resistencia, con ellas se mejoran las cualidades de resistencia, ligereza y flexibilidad, además de mejorar su estética.Por tanto, hay que descartar la teoría poco creíble, de que la función de estas acanaladuras fuera facilitar la entrada de aire para agravar las heridas del enemigo. Si esta fuera su función, las acanaladuras deberían llegar hasta la punta de la falcata y esto no ocurre en ninguna de las falcatas localizadas hasta el momento. Además la hoja debería penetrar 10-15 cm en el cuerpo del enemigo, para que el aire pudiera entrar en la herida, en este caso, la entrada de aire sería lo de menos.
La empuñadura tiene forma de cabeza de caballo y se curva sobre la mano que la empuña. Sobre el metal irían unas cachas de madera o hueso, que seguro desaparecieron en la pira funeraria, y estas cachas unidas con unos clavos de bronce al metal, también con función decorativa ya que el clavo situado más al extremo, sirve de ojo de la cabeza del animal. Respecto a su tamaño, se ha especulado que los íberos tenían las manos muy pequeñas o eran de baja estatura, sin embargo, se ha comprobado que se pueden empuñar a la perfección. Otro dato curioso de esta arma íbera, es que la medida de la obertura de la empuñadura es constante de unos 11 cm en todas las falcatas aparecidas, a diferencia de la variabilidad que hay en la longitud de las hojas que suelen medir de 32 a 61cm.
Junto con la falcata se encontró la estructura de la vaina, que probablemente fuera de cuero, aunque no se ha conservado. Los bordes estarían reforzados con una cantonera de una fina lámina de hierro, además de cuatro refuerzos horizontales del mismo metal. El segundo y el tercer refuerzo tendrían un ligero ensanchamiento para que pudiera entrar el cuchillo afalcatado en ese hueco y también unas anillas para poder llevarla colgada del tahalí de suspensión. Se llevaba colgada del hombro, cruzando el pecho de forma casi horizontal en vez de vertical.
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Necrópolis ibérica del Poble Nou, sector Quintana, Tumba 37
Long.: 557 mm; ancho: 67 mm
Cronología: s. V-IV a.C.
Nº inv. Vilamuseu 011011 y 011030